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Las robaniños cariñosas

Me roban al niño cada dos por tres. Soy consciente, es un hecho objetivo, de la belleza y buen humor del pequeño hobbit. Es el típico niño que socializa muy bien con los extraños, echando sonrisas y miradas. Pero tiene un lado oscuro… Si le agobian no es tan sociable, pero ese es otro tema: el niño que se transforma en basilisco cuando le tocan las narices, del que ya hablaremos más adelante.
Hoy toca la faceta amable de la criatura. Y de las mujeres, mayoritariamente mujeres, sí, que se dedican a secuestrar niños bondadosamente.
Ejemplifico. Fuímos a ver a un familiar enfermo a un centro de cuidados. Dejé al niño con su padre en la sala de estar mientras yo veía al familiar. Cuando vuelvo a por ellos veo a mi marido con un amigo y al niño en brazos de una desconocida. Y tan pichi. La broma habitual de «me lo voy a llevar ¿eh?» mi respuesta habitual «si, si, ya me lo dirás por la noche«.
Otro caso, hoy mismo, en un congreso. He ido al baño y le he dejado con una amiga. Al volver, antes de ver a mi amiga, lo tenía una mujer paseándole en la sillita… Y él haciéndole carantoñas. La excusa esta vez; «yo soy profe de guardería y es que se me van los ojos«. Y las manos, las manos también se te van…
Me lo han intentado secuestrar también dormido, llorando y teniéndole yo en brazos e incluso a medio cambio de pañal.
Pero oye, el susodicho tan contento… Ya os digo, hasta que llega la transformación. Prometo post.

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15 claves del saber estar de la madre 10

Leí este artículo el fin de semana de Hacer Familia, y os lo recoloco tal cual, porque merece la pena. La foto es mía, que creo que no cumplo aún ninguna de las claves… ¡pero en esas estamos!

Ser mamá no es fácil, y, pese a nuestro empeño de hacerlo cada día mejor y conseguir ‘Sobresaliente’ en el saber estar de la madre 10, es un reto cada día en el que debemos esforzarnos y poner todo nuestro empeño. Hay veces en que no podemos evitarlo y tenemos que reconocerlo: metemos la pata. Menos mal que después se saca…

15 claves del saber estar de una madre 10

1.- No gritaré a los hijos en caso de enfado. Todo lo que tenga que decir, aunque sea en estado de desesperación, lo diré en tono de voz firme pero calmada. Si he de insistir en una orden por falta de caso, lo haré de manera profesional, o sea, con el «por favor» por delante.

2.- Si veo que pierdo el dominio sobre mi voz y el grito aflora sin control a mi garganta, trataré al menos de que no sea gutural.

3.-Iré en el coche calmada; aunque los demás conduzcan pésimamente, nunca lanzaré improperios al resto de conductores sobre todo cuando vayan los niños en el coche.

4.- Nunca diré tacos: ni aun cuando el estado de desesperación sea extremo. Así evitaré que los niños los repitan y pasar el bochorno de que me digan en la tutoría del colegio: «Si el niño dice palabrotas es porque las oye en casa».

5.- No me echaré en el sofá repantingada cuando haya amiguitos de los niños en casa.

6.- No regañaré a los hijos de los demás aunque lo hayan hecho muy mal, eso lo hace la madre de cada uno, que para algo la tienen. Tampoco abogaré a favor de mi niño ante la de los demás niños, la mejor opción es que se apañen entre iguales.

7.- En los cumpleaños ajenos, no me lanzaré como posesa a la piñata cuando mi niño no muestre interés; y menos acapararé a dos manos. Tampoco iré más tarde mendigando a los otros niños para que aprendan a compartir.

8.- No iré nunca de súper mamá, charlando y dando consejos en voz audible al niño en sitios cerrados, como por ejemplo, en la consulta del pediatra. Destierra el «Lo que tienes que hacer es…».

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9.- No hablaré de lo que le pasa al niño en plural, en plan, «Tenemos piojos», «Estamos cansados» o «Nos hemos hecho caca». Es cursi.

10.- No me viciaré con el Smartphone delante de los niños, jamás en público. Si ya estoy enganchada, intentaré mantener al menos un hilo de conexión con la realidad para que el niño no tenga que preguntar lo mismo 15 veces seguidas.

12.- No hablaré a las demás madres de las maravillas de mi niño, como si ellas no tuvieran uno de la misma edad. En general, trataré de que las proezas de mis pequeñines no sean nunca tema de conversación.

13.- Tendré el detalle de no enganchar al bebé, que ya empieza a chapurrear, con la primera víctima que me llame, menos si llama desde un móvil.

13.- (Intentaré) no criticar a las demás mamás. Y menos diré a los niños, para criticar a gusto: «Vete a dar un paseo que tenemos que hablar de cosas de mayores».

14.- Trataré con respeto al profesor/a en las reuniones de clase, no le llevaré la contraria ni cuestionaré sus propuestas; si algo no me gustara, lo diré en privado y no montaré un pollo. Si tengo dudas concretas sobre mi chiquitín, las plantearé igualmente en privado sin mortificar al resto de los padres.

15.- Haré un esfuerzo por conocer a los compañeros de mis hijos y a poner cara a sus mamás. Sobre todo para no meter la pata y preguntar en qué curso está tu hija, cuando lleva 6 años siendo compañera de la mía. Si me aprendo el nombre, mejor que mejor; si ando mal de memoria, recurriré a técnicas de asociación de ideas, pensando siempre que mi reputación de madre encantadora está en juego.

Marina Echánove. Estilista y escritora
Autora del libro Tu estilo. Las claves de la elegancia, la feminidad y la distinción, de Editorial Palabra

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El es así y así le queremos

El novio. La media naranja. El marido. El hombre. Es algo que elijes… Pero en parte no tanto, porque pensando en la frase «estamos hechos el uno para el otro» pues cuando le conoces no hay más opción que quedarte a su lado forever and ever.

Y el mío pues es de lo mejorcito, que voy a decir yo… Es para escribir un post tras otro… Os pongo esta secuencia de imágenes que le he hecho hoy.
Íbamos por la Castellana, él delante en la moto y yo detrás en coche con bultos varios y el pequeño hobbit. Y de repente se ha bajado, ha cogido una cosa de mi maletero, me ha dado un beso y se ha vuelto a la moto.
Él es así y así le queremos.

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