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Un grito a medianoche

Como a las ocho de la tarde es el baño del hobbit. Después, toma su ración de madre particular, le leo un par de páginas de un cuento y a la cuna. Hasta aquí todo es bonito y normal. Como durante tres cuartos de hora hay que estar yendo y viniendo a acariciarle, ponerle el chupe, cantarle, Jesusito de mi vida y angelito de la guarda. El último descubrimiento es «ruidos blancos» una app que como su nombre indica, tiene una biblioteca de sonidos rollo lavadora, lluvia, latidos, secador… y que le deja roque.

Tras una cena y una conversación animada, ver alguna serie o pelo, es hora de dormir como cada día. Llevamos un par de semana con destete nocturno… creyendo que así dormirá más durante la noche, ilusos de nosotros, pues solo lo hizo una vez. Así que el padre de la criatura procede a darle el biberón, pues si lo hago yo me dice el pequeño hobbit que el bibe me lo tome yo… empieza a olisquearme y me dice con la mirada «tu sabes lo que quiero, chata, dámelo«.

Y tras ese bibe, cae fulminado, incluso yo diría que ronca un poco (el que a los suyos se parece…). Y dormimos como angelitos hasta que algo aterrador ocurre… un grito rompe el silencio… y le sigue un llanto. Por ahora se calma con ponerle el chupe y un poco de agua… pero estoy a la espera de briconsejos que me ayuden a suprimir este episodio nocturno.

Y todo esto os lo cuento porque ha salido el último Estudio del sueño, y ofrece datos que me indican que no estamos solos frente a este fenómeno nocturno. Y porque lo he visto en el telediario y me ha entrado la risa…

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